miércoles, 27 de octubre de 2010

Cleuasmo

Oscuro tu cuerpo mientras enmiendo mi ser albo,
ninguno es gris, plateado en medio, por parecer humano,
no ha nacido platinado, con el tiempo sí, converso nada en vano,
por mi cintura gracil, no será rodeado su costado,
como nadie halló estar estático, al yo parar, usted ha andado,
alguno se puso neutro, al tanto negativo yo, positivo le he descifrado.

Siempre algo nuevo aprende, de lo cual ignoro todo,
pertenencia cada cual arrogó, su presencia y mi valor,
al subir por verdad abogó, he mentido de bajada, demandó,
la defensa sin causa, precribió su acción, el juez sentenció,
por más que razón buscó, el motivo lo tengo yo,
para lo que no se perdió encontrar, un poco de su amor.

Le insinuo que es mio, soy suyo ha sostenido,
ningún perro ladró, ni en mi silencio, tampoco a su voz,
me he vuelto muy tierno, ha sido usted muy sarcástico,
obediente recibo castigo, y suave el premio se llevó,
blando hasta el hueso me he mantenido, tu duro de corazón,
justo el objeto relativo tengo, obtuvo absoluto lo ilógico.

Consistencia equilibro en la relación, usted incoherente en su estilo,
recomiendo sea puro y sano como yo, le percibo sin remedio,
censuro su falta de atención, advierta como soy presto,
presuroso, me concentro, en tanto su merced anda lelo,
en ridículo me dejó, al tiempo yo soy orgullo del bueno,
delgado límite entre tu veto, y mi permiso a decir no.

Reparo el mal que me hizo, usted en pago sigue en lo mismo,
entero lo ilegal que quiso, la totalidad del derecho genero,
al fin cuenta se dió, yo cuento ésto al inicio,
en el desorden llego, organizado ha venido,
como virtud de pulcro organismo voy, a sabiendas de su defecto,
de estar colmado de cieno, entretanto de luz está lleno.

Me asombro de su titilante sombra, no hay sorpresa en mi iluminación,
magnanimo le he calculado, el desánimo en mi no es algo nuevo,
usted va quedando obligado, tengo el don de saldar lo que adeudo,
su vida en pecado no tiene precio, he ganado un santo y perezco,
incompetente me detenta contrariado, la competencia habré igualado,
entre su común rostro, y mi cara de laborioso.

Somos tan distintos, yo terco, usted en juicio,
disímiles, ando a mano labrando, lo que se ha comido,
me alimento del diferendo, lo técnico goza como idéntico aliño,
nutre ésta carencia de afecto, no le doy su merecido,
sólo en el olvido me dejó, le recuerdo suplo su cariño,
rápido me hago superior, lento se estancó por improductivo.

Abarrotado, henchido, repleto de coraje, yo que no tengo brío,
fanfarrón al grado de arrogante, usted humilde y sencillo,
me jacto de saberlo sumiso, intrépido alarde hago, soy provocador,
vive pendiente de los efectos, ni calibro la repercusión,
convido al vicio y transgredo, e va de respeto al caso, corregido,
la vida en corrupción he disipado, no ahorra en lo derrochado.

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